The Hidden Girl and Other Stories, de Ken Liu (Head of Zeus, 2020), es la segunda antología que analizo en el blog tras El jugador impasible y otros gritos camuflados de relato, de Victor Guisado Muñoz. Y te aseguro que no será la última.
A decir verdad, también había escrito un artículo sobre una antología —Exhalation, de Ted Chiang— para el blog Sense of Wonder, de Elías Combarro y, de hecho, el modo en que enfoqué aquel artículo me ha dado una pista de cómo acercarme a este.
Si hasta ahora no he analizado más antologías ha sido porque, a la hora de extraer las ideas que subyacen a sus relatos, se corren más riesgos de caer en spoilers. Pero al escribir aquel artículo descubrí que se pueden extraer ciertos temas o enfoques comunes a todos los relatos de una antología y luego hablar —sin spoilers— de los modos concretos en los que cada narración los expone.
En el caso de Exhalation, partí de las tres estrategias narrativas empleadas por Chiang. Y aunque en el caso de The Hidden Girl… el método será un poco distinto, también partirá de analizar la antología como un todo. Es decir, de exponer lo que nos dice el conjunto respecto a los intereses temáticos de Liu, para luego ver cómo estos se expresan en cada una de las historias.
No es un acercamiento arbitrario: en el «Prefacio» a la antología, Liu nos aclara que:
«Seleccionar los relatos para esta colección fue […], en más de un sentido, más fácil que seleccionar los relatos para mi debut —El zoo de papel y otros relatos— con la presión que supuso esa “presentación”. En lugar de preocuparme por cuáles historias podrían conformar la ”mejor” colección para lectores imaginarios, decidí reunir los relatos que más me complacieran. Mi editor, Joe Monti, fue invaluable en este proceso, y se las arregló para entretejer el resultado en un índice que expone una metanarrativa, cosa que no podría haber visto por mi cuenta».
Así que empecemos por analizar esa «metanarrativa» de los intereses de Liu.

Tres partes
Por más que los relatos se suceden sin divisiones explícitas, lo cierto es que, tras finalizar la antología, pueden reconocerse tres secciones claramente definidas, tanto por los temas que abordan como por el enfoque con el que se encaran las historias.
Las de la primera parte tienen un enfoque intimista, los toques de ciencia ficción o fantasía se emplean como disparadores para reflexionar sobre la memoria (y sus límites), o sobre el peso de la historia y el contexto social, o sobre la pertenencia y la extranjería, o sobre la separación entre lo público y lo privado. En su mayoría son relatos desasosegantes, que evocan la melancolía de Charlie Brooker en Black Mirror aunque, como verás más adelante, muchos de ellos fueron escritos antes de que la serie comenzara.
La segunda sección de la antología es muy particular. Tanto que podría definirse como un fix-up desordenado. La suma de esos relatos conforma, literalmente, una novela episódica sobre el auge del transhumanismo. Tanto es así que, al llegar a ella, no hablaré de los relatos en el orden en que han sido publicados, sino en el que podrían publicarse si se editaran como esa novela.
Por último, la tercera parte del libro está conformado por relatos en los que el worldbuilding es el elemento central. Eso no significa —sería imposible en Ken Liu— que sus personajes sean planos, sin embargo, si en los relatos de la primera sección el proceso vital de los protagonistas era el eje vertebrador de la historia, en esta lo es su aventura y el entorno por el que deberán transitar.
Teniendo en mente esto, empecemos a analizar los relatos uno por uno.
«Ghost Days» (2013)
No es casual que Liu y su editor hayan elegido esta historia como inicio de la antología: «Ghost Days» sienta perfectamente el tono de la primera parte.
El relato conjuga el futuro, un pasado cercano —el «presente» de la infancia de muchos de nosotros— y el pasado propiamente dicho —es decir, un tiempo en el que no hemos vivido— para mostrarnos que ciertas temáticas —como la pertenencia y la extranjería, como el patrimonio cultural y su importancia en la construcción de la identidad— son intrínsecos al ser humano de cualquier época y condición.
Al hacerlo, reivindica la validez de la literatura fantástica para reflexionar sobre temáticas que, tradicionalmente, suelen reservarse al realismo… E incluso nos demuestra —a través de las reverberaciones entre las distintas épocas— cómo a la ciencia ficción le resulta muy fácil exponer ciertos temas que el realismo solo puede sugerir.
«Maxwell’s Demon» (2012)
El segundo relato ahonda en esta idea, al tiempo que expone el poder de la fantasía para desvelar las zonas oscuras de la historia.
La paradoja del «demonio de Maxwell» (que da título a la historia) es la explicación ideada por el físico escocés del motivo por el que resulta imposible crear una máquina de movimiento perpetuo.
Y la resolución fantástica de dicha paradoja (junto con la de otro desarrollo tecnológico del que prefiero no hablar) es el McGuffin empleado por Liu para enseñarnos unos hechos históricos tristemente reales: las vejaciones que sufrieron los ciudadanos estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial por parte de su país, y las que sufrieron ciertos grupos étnicos japoneses por parte del imperio del Japón.
Aunque la historia derive entre la fantasía, el relato de espías y la narración bélica, su eje central es el vínculo del individuo con la tierra en la que ha nacido. Una vez más, Ken Liu emplea el fantástico para hablarnos de la condición humana.

«The Reborn» (2014)
Hasta donde sé, tres de los relatos de esta antología ya han sido traducidos a nuestro idioma. Y uno de ellos es este, que puedes leer de forma gratuita en Cuentos para Algernon, de Marcheto (un blog imprescindible para cualquier aficionado a la ciencia ficción y la fantasía).
La base argumental del relato es una invasión extraterrestre. Sin embargo, su temática es mucho más terrenal. A lo largo de la historia, Liu construye una profunda reflexión sobre la importancia de la memoria como aglutinador de la experiencia humana, al tiempo que nos propone una «otredad» —una cosmovisión alienígena totalmente original— a través de sus vínculos con los recuerdos.
Decir algo más podría estropearte su lectura. Pero no me resisto a compartir un fragmento de la magnífica traducción de Marcheto:
«La noción de individuo integrado es una falacia de la filosofía humana tradicional. De hecho, es la base de muchas antiguas costumbres desafortunadas. Un criminal, por ejemplo, es solo un habitante de los muchos individuos que comparten un cuerpo. Un hombre que asesina puede a pesar de ello ser un buen padre, marido, hermano e hijo […]. Sin embargo, el antiguo sistema judicial humano hubiera castigado a todos esos hombres juntos y de manera indiscriminada, los hubiera juzgado juntos, encarcelado juntos e incluso ejecutado juntos. Castigo colectivo. ¡Una auténtica barbaridad! ¡Una auténtica crueldad!».
«Thoughts and Prayers» (2019)
Esta historia es, con mucho, la más desasosegante de toda la antología. Con un tono similar al de ciertos capítulos de Black Mirror, Ken Liu nos pone en la piel de los distintos integrantes de una familia, tras la muerte de una de sus hijas en un tiroteo (tan habituales, a día de hoy, en Estados Unidos). Hasta aquí, bien podría tratarse de un relato realista. Sin embargo, a esta premisa Lui le agrega una tecnología inexistente — pero verosímil— para amplificar ciertas tendencias que, por desgracia, ya podemos observar.
Por momentos, sus reflexiones sobre la fragilidad de los recuerdos, o sobre la posibilidad (o no) de recrear a un ser humano partiendo de su rastro digital me recordó la nostalgia de «Be Right Back», el primer episodio de la segunda temporada de Black Mirror.
En otros, la crueldad deshumanizadora de quienes se esconden en el anonimato me evocó el pesimismo de «Shut Up and Dance», el tercer episodio de la tercera temporada.
Aun así, el resultado es completamente original…, y tan descorazonador como la mayoría de los episodios de la serie de Brooker.
«Byzantine Empathy» (2018)
Cada una de las «partes» del libro se cierra con una suerte de «interludio», un relato bisagra que no encaja en el apartado anterior ni en el que le seguirá, y que ayuda a recalcar la separación.
«Byzantine Empathy» es, en el mejor sentido del término, un relato de tesis. La historia es solo la excusa para exponer un sistema innovador —y factible con la tecnología actual— de gestionar la cooperación internacional no gubernamental.
Pero la genialidad del relato no radica en la exposición de dicho sistema (que también), sino en la honestidad intelectual con la que Liu lo contrapone a una serie de conflictos morales. Como todos los grandes escritores, Liu no le ofrece al lector respuestas sencillas, sino preguntas complejas para animar al debate.

El ascenso de la sociedad transhumana
Como comenté al principio, la segunda parte del libro puede leerse como un fix-up y, para explicar a qué me refiero, he decidido alterar el orden de sus relatos respecto al de la antología. Sé que esa no es la intención del autor, que ha primado la autonomía de las historias…, aunque el vínculo entre tres de ellas resulte evidente. Pero desde mi punto de vista, el conjunto entendido como un todo es más potente (incluso) que la suma de sus partes.
Y eso que el conjunto incluye «Staying Behind», uno de los mejores relatos de ciencia ficción que he leído.
Sin embargo, si analizamos el conjunto como un todo, además de las historias en sí, obtendremos un relato polifacético y minucioso del origen, auge y asentamiento de una sociedad transhumana (Ken Liu la define como «posthuman») basada en la digitalización de la consciencia.
«Real Artists» (2011)
Este relato, que sirve de prólogo al conjunto, puede encuadrarse en la ciencia ficción o el horror dependiendo del rubro al que te dediques. Si lo tuyo es crear historias, te aseguro que es lo más espeluznante que leerás en mucho tiempo… en especial, por lo plausible de sus argumentos.
No diré nada más porque es un relato relativamente corto que basa su efecto en una sorpresa. Pero sirve para desdibujar los límites que se empezarán a cruzar en las siguientes historias.
«The Gods Will Not Be Chained» (2014) / «The Gods Will Not Be Slain» (2014) / «The Gods Have Not Died in Vain» (2015)
Esta trilogía de relatos —que además de la estructura de sus títulos comparten protagonista y cronología— es, de hecho, una novela corta en tres partes.
«The Gods Will Not Be Chained» nos presenta a Maddie, una adolescente que perdió a su padre un par de años atrás y que sufre acoso escolar. Una tarde recibe un mensaje de un desconocido, escrito únicamente con emoticonos, y en lugar de borrarlo, empieza a interactuar con él… Ese es el inicio de una historia que se agiganta con cada escena. En «The Gods Will Not Be Slain» Maddie y un ser virtual del que no hablaré deberán unir sus fuerzas para evitar el colapso de la civilización… una vez que este ya se ha puesto en marcha. Y en «The Gods Have Not Died in Vain», Maddie y otro ser virtual del que tampoco hablaré darán pie al inicio de un nuevo tipo de sociedad.
No quiero ahondar en sus tramas porque el riesgo de caer en spoilers es muy alto y, una vez más, sería un crimen desvelarte sus sorpresas.
Sin embargo, es necesario aclarar que, a través de las tres historias, se relata el origen de una sociedad transhumana. Y lo interesante es que el proceso que expone para llegar hasta allí es mucho más enrevesado, polifacético, doloroso e imprevisible de lo que sugieren los profetas de la singularidad… y, por tanto, también mucho más verosímil.

«Staying Behind» (2011)
«Staying Behind» es un relato que adoro. Fue el primero que leí de Ken Liu, y lo leí en nuestro idioma (como puedes hacer tú también) gracias a la magnífica traducción de Marcheto.
Su enfoque del transhumanismo es uno de los más originales que he leído, básicamente porque lo observa desde la perspectiva de quienes deciden «Quedarse atrás», es decir, de aquellos humanos que han decidido no digitalizar su consciencia y seguir viviendo en la realidad material.
La sutileza con la que nos muestra el origen de las convicciones del protagonista; el leve fanatismo que le sugiere, sin que eso nos impida empatizar con él, exponen la grandeza de Ken Liu como narrador. Nos creemos su contexto —tanto físico como mental— y en ese contexto, enmarcado en la ciencia ficción, nos plantea un conflicto generacional más complejo que el de muchos relatos realistas. Las relaciones paternofiliales —uno de los leitmotiv de la obra de Liu— alcanzan aquí una profundidad conmovedora.
Investigando para este artículo, me he enterado de que «Staying Behind» está relacionado con el relato que le sigue desde el momento mismo de su concepción, lo que refuerza mi idea de concebir al conjunto como un todo. El siguiente párrafo está extraído de una entrada del blog de Ken Liu:
«El relato es una precuela de “Altogether Elsewhere, Vast Herds of Reindeer”, y acontece en los años previos a que todo el mundo se fuera a vivir al Centro de Datos».
Releer «Staying Behind» como una parte de un todo (y descubrir esta entrada del blog de Liu) le brinda nuevas capas de lectura, al tiempo que expone lo que, a mi entender, es la única faceta de la transformación social que el autor no ha llegado a explorar.
Su descripción de un mundo colapsado —debido a la ausencia de gente capaz de mantener la infraestructura— me sorprendió por su originalidad la primera vez que lo leí. Tanto como el conservadurismo que, en última instancia, supondría la elección de una vida material a sabiendas de que implica un retroceso a las condiciones de vida de cien años atrás. Pero al releer la historia en un contexto más amplio me surgió una pregunta. ¿Quién mantiene la infraestructura material que hace posible el soporte y funcionamiento de la realidad virtual? ¿Cómo es posible que haya colapsado toda la tecnología material salvo la más puntera (y posiblemente más frágil)? Me dirás: lo que ocurre es que esa tecnología está siendo mantenida por robots, pero… ¿quién ejerce el mantenimiento de los robots?
En un mundo transhumano en el que la mayoría de sus habitantes han digitalizado su consciencia, necesariamente deberán «quedarse atrás» muchos humanos de carne y hueso para asegurar que la infraestructura que los mantiene permanezca en buen estado.
«Altogether Elsewhere, Vast Herds of Reindeer» (2011)
El relato que «cerraría» el fix-up se adentra en el mundo que habitan las consciencias digitalizadas… y sus hijos virtuales. Es un despliegue de sentido de la maravilla en el que se suceden las ideas innovadoras y la extrañeza, sin perder en ningún momento la verosimilitud (y la humanidad) de sus personajes y sus interacciones.
De este relato tampoco puedo decir mucho más, salvo que la sociedad digital que esboza también resulta creíble y que en la historia se intuye el origen de una nueva etapa de la humanidad.
«Memories of My Mother» (2012)
Esta es la segunda historia que sirve de bisagra entre dos partes del libro.
Una madre que sufre un cáncer terminal emplea el viaje a velocidad relativista para, en los meses que le restan, pasar un día con su hija cada siete años de la vida de esta.
La genialidad de Liu radica en la elección del narrador. El relato está escrito en primera persona desde la perspectiva de la hija. Empieza cuando tiene diez años, y apenas comprende lo que ocurre, y recorre todas las etapas de su vida: su adolescencia, adultez y senectud. La evolución de su vínculo con su madre, que nunca deja de ser una veinteañera mientras ella vive su vida, da pie a una hermosa reflexión sobre los vínculos maternofiliales y el paso del tiempo.

«Dispatches from the Cradle: The Hermit – Forty-Eight Hours in the Sea of Massachusetts» (2016)
Así como «Ghost Days» es la perfecta introducción a la primera parte del libro, este relato sienta el tono de lo que será la tercera.
Como comenté al principio, los relatos de esta parte se centran en la presentación de complejos worldbuildings que, en manos de otros autores, darían pie a trilogías de miles de páginas. Y «Dispatches from the Cradle» es la quintaesencia del worldbuilding.
En su concepción, me ha recordado a «La Cuerda es el mundo», de China Miéville, un relato publicado en la antología Terra Nova 3, editada y seleccionada por Mariano Villareal. Ambos relatos son solo una excusa para exponer complejísimos worldbuildings —escenarios suficientemente vastos como para desarrollar una saga— aunque sus historias apenas se esbocen.
Sin embargo, lo interesante del relato de Liu es que da con el estilo perfecto para hacerlo; es decir, para que no nos rechine la ausencia de hilo argumental o, siendo preciso, su condición episódica, anecdótica.
El estilo al que me refiero es la narración periodística —sazonada con reflexiones, entrevistas y «notas de color local»— de los artículos de los suplementos dominicales.
Una vez que entras en el juego (con el deje de ironía que eso supone) la experiencia de este relato se torna maravillosa (en todos los sentidos del término).
«Grey Rabbit, Crimson Mare, Coal Leopard» (2020)
Esta historia me ha recordado, ya desde el título, a Leopardo Negro, Lobo Rojo, de Marlon James (una novela que, debo admitir, he dejado por la mitad). Aquí también se cuentan las aventuras de tres «cambiaformas» (las tres del título, aunque nos se las llame así) en un mundo en el que se mezclan elementos de ciencia ficción, fantasía y fantaciencia con absoluta naturalidad.
El worldbuilding —que adquiere volumen gracias a pequeños flashbacks que se injertan en la trama central— resulta tan verosímil como sugerente. Eso sí, debo aclarar que sus referentes —así como los de sus protagonistas— son europeos y asiáticos, en lugar de africanos.
A este relato lo sigue «A Chase Beyond the Storms» un extracto de The Veiled Throne, el Libro Tercero de la Dinastía del Diente de León. Sin embargo, dado que no he leído los dos primeros libros, he decidido saltármelo.
«The Hidden Girl» (2017)
Imagina el mundo de El Tigre y el Dragón, de Ang Lee (que, por cierto, en inglés se titula Crouching Tiger, Hidden Dragon) y agrégale a los duelos aéreos (que también los hay) duelos multidimensionales…
Eso es lo que encontrarás en «The Hidden Girl». ¿A que te he tentado a leerlo?

«Seven Birthdays» (2016)
Esta es la tercera vez que leo este relato.
Primero lo leí en inglés, cuando lo publicó Tor.com en su página web.
Luego lo leí en nuestro idioma: su traducción, a cargo de Manuel de los Reyes, abre la antología Ciudad Nómada y otros relatos, también editada y seleccionada por Mariano Villarreal.
Y ahora lo he audioleído en inglés como parte de esta antología…
Y te aseguro que incluso esta tercera vez no ha dejado de asombrarme.
«Seven Birthdays» es un verdadero tour de force de sentido de la maravilla. Un relato que abarca escalas cósmicas de tiempo y espacio para centrarse, en última instancia, en una historia personal.
Una joya de la que prefiero no seguir hablando —aunque te aseguro que me encantaría— porque es mejor que la descubras por tu cuenta.
«The Message» (2012)
Este relato es una de las grandes sorpresas que me ha deparado la antología.
Una space opera en la que no faltan viajes interestelares, naves que interactúan con los humanos como si también lo fueran y restos arqueológicos de civilizaciones extraterrestres desaparecidas milenios atrás.
Un worldbuilding familiar, pero no por eso menos fascinante, en el que, sin embargo, el tema central (como en muchos otros relatos de la antología) son las relaciones paternofiliales.
«Cutting» (2012)
El relato que cierra el libro es, también, su tercer interludio.
Una reflexión sobre la búsqueda de las esencias que bien podría entenderse como la expresión del objetivo en la obra de Ken Liu… Un objetivo que podría sintetizarse en la máxima de Mies van der Rohe: «Menos es más».
Otra pequeña joya.
Dado que audioleí la antología, quiero hacerme eco del comentario de María Leticia Lara en su análisis del libro, cuando dice que «el último relato de la recopilación, “Cutting”, estaba pensado con un formato específico en mente y se nota».
Como leí su reseña antes de terminar el audiolibro, decidí leer «Cutting» en la página de Galli Books, donde está publicado de forma gratuita. Y creo que vale la pena acercarse a la historia en ambos formatos, es una excelente manera de analizar las herramientas de las que cada cual dispone.
La consagración de un maestro
A veces, mientras leía la antología, tenía la sensación de estar leyendo varios libros. Era tal la intensidad de sus historias, que me costaba aceptar que estaba leyendo un destilado, que semejante contundencia podía alcanzarse en pocas páginas.
Sin embargo, al terminar el libro, la unicidad del conjunto se me hizo evidente.
Porque resulta evidente, como aclaró el propio Liu en su prefacio, que la selección es estrictamente personal, que parte de sus intereses, de sus filias y sus fobias; que expresa un puñado de temáticas y obsesiones que —como suele ocurrirles a los grandes escritores— consiguen expresarse de múltiples formas sin dejar de ser las mismas.
Es esa madurez y consistencia de la prosa —común a todos los relatos— la que termina por unificar el conjunto. La que convierte a The Hidden Girl and Other Stories en la consagración de un maestro.

NOTA: La imagen de cabecera es un collage compuesto por una fotografía de TAESANG IM y otra de Denny Ryato, ambas publicadas en Unsplash.
Gran reseña. De lo que he leído de Ken (en castellano) y que esté presente en esta antología sin duda me quedo con «Seven birthdays». Una preciosa historia personal a lo largo del tiempo.
Hola, Aeo. Muchísimas gracias por tus palabras. Coincido contigo en que «Seven birthdays» es una maravilla. Una relato que abarca el universo para hablar de una historia personal. Espero que disfrutes de la antología cuando la leas. Te mando un abrazo fuerte y muchas gracias por pasarte por aquí.